Alejandro

"Un bebé de 7 meses vino a mi en sueños, alguien le cargaba. Él era robusto, hermoso, blanquito y cachetón, extendió los brazos hacia mi, y yo enternecida lo cargué, luego me susurró al oído: ¿porqué me dejaste mamá? ...solo en sueños una criatura de 7 meses puede susurrarle a alguien al oído. Esa frase me llegó al alma, e inmediatamente inundó mis ojos con lágrimas.

Sentí que mi corazón se abría en dos, me estalló el pecho y casi dejo de respirar.

Su susurro fue de amor, sin odio, yo lo reconocí inmediatamente y le dije al oído, no te abandoné solo voló mi alma a un sitio donde no pude pensar.

Lo abracé con fuerzas, lo besé en las mejillas y mis lágrimas corrían en mi rostro. El me abrazó aún más fuerte y me sonrió.

Me dijo soy Alejandro, y yo le dije me duele no tenerte conmigo".

Esa misma mañana entre dormida y despierta, sentí que se sentaron en mi cama, quizás fue él, respiré profundo y desperté ya él no estaba, nunca estuvo, por lo menos en esta vida".

Hay personas que dejan huellas en nuestra alma, así no estén presentes físicamente lo están en el corazón, en la memoria de nuestro ADN. Eso que se queda allí, para mi es amor.